Una nueva guía de la OMS pide anticonceptivos inyectables para los niños

By Iulia-Elena Cazan and Rebecca Oas, Ph.D.

NUEVA YORK, 23 de mayo (C-Fam) La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una nueva directriz sobre la prevención de embarazos en adolescentes en países de ingresos bajos y medios. El marco propuesto avanza una visión de la salud y los derechos sexuales y reproductivos (SDSR) de los jóvenes que promueve ideas controvertidas y cambios normativos incoherentes con lo acordado por los gobiernos.

Revisada por primera vez en más de una década, la directriz se centra casi exclusivamente en la prevención de los embarazos en adolescentes mediante un mayor y prolongado uso de anticonceptivos, incluidos los «anticonceptivos inyectables autoadministrados» y el acceso a la educación sexual.

En sus recomendaciones, la OMS enmarca la decisión de las adolescentes de interrumpir «el uso de anticonceptivos debido a sus efectos secundarios y a los cambios en sus circunstancias vitales y en sus intenciones reproductivas» de forma negativa y como un obstáculo que hay que superar.

El marco hace un llamamiento a movilizar a «los líderes políticos, gubernamentales, religiosos, tradicionales y otros líderes influyentes» para que «apoyen el acceso, la aceptación y el uso continuado de anticonceptivos».

La directriz también pide a los responsables políticos que garanticen que las leyes sobre la edad y el consentimiento en relación con las actividades sexuales se diseñen de forma que promuevan el acceso de los adolescentes a los anticonceptivos. Esto podría significar rebajar la edad de consentimiento legal o flexibilizar la normativa para permitir el acceso de los jóvenes a la anticoncepción sin estigmas.

Los críticos señalan que centrarse exclusivamente en el uso masivo de anticonceptivos entre los adolescentes monopoliza el discurso sobre la mejor forma de prevenir los embarazos adolescentes y socava los esfuerzos por abordar el problema de forma holística.

La directriz, de 112 páginas, no menciona las ventajas de concienciar sobre las consecuencias negativas del comportamiento sexual no marital mediante programas centrados en la abstinencia y el retraso del inicio sexual.

Los críticos tampoco están de acuerdo con que la OMS considere que la oposición de los adolescentes a los anticonceptivos por sus efectos secundarios o creencias religiosas se basa en mitos y desinformación.

Más allá de sus recomendaciones sobre anticonceptivos, la directriz promueve el acceso de los adolescentes a la educación sexual, afirmando que «muchos adolescentes desconocen… [cómo] mantener relaciones sexuales de forma segura y placentera».

El documento hace referencia a las últimas orientaciones técnicas interinstitucionales de la ONU sobre educación sexual integral (ESI), que han contribuido a dar forma a los programas y materiales de educación sexual en muchos países de todo el mundo.

Las orientaciones técnicas dedican una sección entera a la «Construcción social del género y las normas de género», enseñando a los niños de 5 a 8 años la diferencia entre sexo biológico y género y animándoles a «reflexionar sobre cómo se sienten acerca de su sexo biológico y su género». La misma sección dice que los niños de 9 a 12 años deben ser capaces de «explicar cómo la identidad de género de alguien puede no coincidir con su sexo biológico» y «reconocer que la masturbación no causa daño físico o emocional».

Otro objetivo establecido en las directrices sobre EIS es que los niños de 12 a 15 años sean capaces de afirmar que «las fantasías y los deseos sexuales son naturales y no vergonzosos y se producen a lo largo de toda la vida».

La directriz de la OMS sobre la prevención de embarazos en adolescentes está precedida por la idea de que «la comunidad mundial ha reafirmado su compromiso de promover la salud y los derechos sexuales y reproductivos (SDSR) de los adolescentes».

Los Estados miembros de la ONU no han afirmado tal compromiso. SDSR es un término controvertido en la ONU y nunca se ha acordado por consenso. Su imprecisa y controvertida interpretación por parte del sistema de la ONU no cuenta con el apoyo de los países socialmente conservadores, que habitualmente se desmarcan de cualquier referencia a la SDSR.