ANÁLISIS: USAID tenía en la mira a gobiernos extranjeros y a estadounidenses en el país (EE. UU.)

By Stefano Gennarini, J.D.

NUEVA YORK, 21 de febrero (C-Fam) Muchos estadounidenses están conmocionados después de que el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE en inglés) de la Casa Blanca revelara en las últimas semanas que USAID gastó cientos de miles de millones de dólares de los contribuyentes para influir en elecciones extranjeras e instigar revoluciones en otros países. Recién ahora se están dando cuenta de lo que la mayor parte del mundo ya sabía.

Durante décadas, la agencia de ayuda exterior de Estados Unidos (USAID) ha utilizado una variedad de programas de ingeniería social para socavar regímenes extranjeros considerados hostiles a Estados Unidos. Estas operaciones políticas encubiertas se llevaron a cabo en todo el mundo, en muchos casos para lograr un cambio de régimen, bajo el pretexto de promover la democracia, la igualdad de género, los derechos LGBT, el cambio climático y la salud reproductiva.

Samantha Power, administradora de USAID bajo la administración de Biden, escribió un ensayo en la prestigiosa revista Foreign Affairs para explicar cómo cada dólar de la ayuda exterior estadounidense se aprovecha para lograr los resultados políticos deseados por el gobierno estadounidense, incluso para oponerse al surgimiento de “partidos populistas con tendencias xenófobas y antidemocráticas”.

Por eso no han oído a los gobiernos extranjeros quejarse del cierre de la USAID y de la interrupción repentina de todos los programas estadounidenses que no sean estrictamente de ayuda humanitaria, como los de alimentación y salud. Saben que muchos de los programas de la USAID que se han cerrado son de naturaleza política. Los afectados por la suspensión de los fondos son en gran parte periodistas y organizaciones no gubernamentales respaldadas por el gobierno federal.

Los estadounidenses recién ahora se están dando cuenta de cómo se utilizan sus impuestos. Es más, están descubriendo que sus propias percepciones sobre lo que sucede en el mundo han sido moldeadas durante décadas por la censura e incluso la propaganda dirigida contra el pueblo estadounidense por agencias federales.

Mucho antes de que DOGE diera a conocer los programas derrochadores y fraudulentos de USAID, Mike Benz, de la Fundación para la Libertad Online, advirtió sobre esto. Según Benz, las operaciones políticas de USAID en el extranjero forman coaliciones de minorías raciales, regionales, de género y LGBT para desestabilizar a los gobiernos de países donde es poco probable que las mayorías políticas gobernantes se inclinen ante el gobierno estadounidense y sus intereses comerciales. Benz dice que, una vez que se instalan los regímenes favorecidos por EE. UU., la agencia los ayuda a consolidar el poder financiando campañas de censura y propaganda llevadas a cabo a través de empresas privadas y grupos no gubernamentales. Estas incluyen campañas de censura y propaganda dirigidas contra el pueblo estadounidense para apuntalar el respaldo político a las políticas oficiales del gobierno estadounidense en el extranjero, denuncia Benz.

Entre estos programas de censura, el más importante es el financiamiento federal a agencias de calificación como Global Disinformation Index y NewsGuard. Estas agencias obligan a los medios tradicionales a publicar únicamente información alineada con el gobierno y suprimen los discursos políticos populistas. Califican favorablemente sólo a las agencias de noticias y sitios web que no promueven tales discursos. Las calificaciones son luego utilizadas por los anunciantes para boicotear esencialmente los sitios web que publican mensajes políticos conservadores o populistas, privándolos así de fondos y de influencia.

Benz también advirtió contra las iniciativas público-privadas respaldadas por el gobierno federal para censurar directamente a los estadounidenses en las redes sociales, como la Election Integrity Partnership. Estas asociaciones suprimieron información favorable a Donald Trump en las elecciones de 2020, así como información que ponía en duda la respuesta oficial de la administración Biden al COVID-19, incluida información que cuestionaba la eficacia de las vacunas o generaba temores sobre los efectos secundarios de las vacunas. Estas advertencias se confirmaron en las conclusiones de los Archivos de Twitter y el informe del Subcomité Judicial de la Cámara de Representantes sobre la Utilización del Gobierno Federal como Armamento.