Cuestiones de población avivan el debate de la ONU sobre el desarrollo

By N/A

NEW YORK, 1 de febrero (C-FAM) Un importante desacuerdo entre expertos en demografía amenaza con afectar las iniciativas para incluir el control demográfico y la planificación familiar en la nueva agenda de desarrollo de las Naciones Unidas. Los especialistas que consideran el crecimiento poblacional como un obstáculo para el desarrollo critican la «actitud laissez-faire» de los países en desarrollo hacia el crecimiento demográfico y la alta fecundidad. A la vez, otros expertos disienten, y dicen que el control demográfico y la planificación familiar no son esenciales para las estrategias de desarrollo.

El debate tiene lugar mientras los funcionarios de la ONU trabajan estrechamente con las naciones para establecer un plan de desarrollo en reemplazo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que vencen en 2015.

La semana pasada, en una sesión informativa para los estados miembros de las Naciones Unidas, John Wilmoth, nuevo director de una división demográfica de la ONU, reconoció que el control demográfico se ha convertido en una «mala palabra» y que es necesario un cambio de paradigma para garantizar el mismo objetivo. Wilmoth preguntó a los delegados si existen «políticas que generen incentivos que impulsarían a las personas en la dirección correcta sin violar sus libertades fundamentales». Sugirió que el nuevo centro de atención se pusiera en «capacitar a los individuos» y en «la educación y el acceso a los servicios de planificación familiar», en contraposición a los «objetivos». Los países podrían, por ejemplo, «alentar a los adultos a tener menos hijos porque es caro criarlos».

Un reciente intercambio en línea entre los especialistas en demografía John Bongaarts y David Lam pone de relieve las teorías divergentes acerca del impacto de la alta fecundidad y el rápido crecimiento de la población en el desarrollo.

Bongaarts, miembro del Consejo de Población, sostiene que los países deberían invertir en la planificación familiar para reducir la fertilidad y nivelar las crecientes poblaciones del continente africano. Las proyecciones vigentes estiman que con el índice de crecimiento actual, dicho continente puede tener más de tres mil millones de personas para 2100, pero que los programas de planificación familiar podrían disminuir esa cifra llevándola a poco más de mil millones.

Lam, de la Universidad de Michigan, puso en entredicho los supuestos de Bongaart. «Si el rápido crecimiento demográfico siempre causó mayor pobreza, entonces los últimos cincuenta años tendrían que haber sido uno de los periodos de mayor empobrecimiento de la historia de la humanidad. En realidad, fue un periodo de aumento del nivel de vida en la mayor parte del mundo en desarrollo».

Lam también se refirió al éxito en Asia y en Sudamérica, particularmente en Tailandia y en Brasil. «[L]os retos demográficos que observamos hoy en los países más pobres son similares a los que experimentaron otros países en desarrollo en los últimos cincuenta años… no es para nada imposible tener un rápido crecimiento económico a la par de un rápido crecimiento demográfico».

Según Lam, la campaña para erradicar la «necesidad insatisfecha de planificación familiar» no es una estrategia de desarrollo efectiva, porque no atiende ningún problema real. Solo el 10 % de las mujeres del África subsahariana mencionan la falta de acceso a la planificación familiar como el motivo por el cual no usan anticonceptivos.

La Asamblea General de la ONU conformó este mes un grupo de trabajo para configurar la agenda de desarrollo post-2015. El reemplazo de los ODM por un proyecto viable es una prioridad alta para los países en desarrollo, porque los ODM movilizaron recursos financieros para  tratar cuestiones como el hambre, la salud, la pobreza y la educación.

En una conferencia de la ONU sobre desarrollo celebrada en Río de Janeiro el pasado mes de junio, los países en desarrollo rechazaron la «dinámica poblacional» por tratarse de otra palabra para referirse al «control demográfico», quizás más por estar cansados de los problemas financieros que enfrentan las naciones desarrolladas que tienen tasas bajas de fertilidad que por los supuestos peligros de las poblaciones en rápido aumento.