Edmund Burke Fellowship se reúne en oficina ONU de C-FAM

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NUEVA YORK, 11 de enero (C-FAM) La semana académica de la Edmund Burke Fellowship se llevó a cabo esta semana en la oficina neoyorquina de C-FAM. El programa de becas, así denominado en honor al estadista y filósofo político del siglo XVIII, convoca a estudiantes de posgrado en derecho y relaciones internacionales para asistir a conferencias y reuniones con funcionarios y diplomáticos de la ONU.  

El grupo de diez becarios este año provino de Estados Unidos, Canadá, Jamaica y Venezuela. Asistieron a disertaciones de los profesores Jeremy Rabkin (de la George Mason University School of Law) y Paolo Carozza (de la Notre Dame School of Law), del ex embajador estadounidense en Timor Oriental, Joseph Rees, y de Piero Tozzi, miembro de la Alliance Defending Freedom. Asimismo, se reunieron con diplomáticos de las misiones rusa, estadounidense y de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.

El propósito de esta beca es identificar y dotar a alumnos prometedores que algún día podrán trabajar en el campo del derecho y las relaciones internacionales, y defender a los niños por nacer, a la familia y a la soberanía nacional.

En su presentación, el profesor Rabkin contrastó las aspiraciones del derecho humano internacional con las obligaciones específicas de las leyes nacionales que se apoyan en sistemas de ejecución y sanción subvencionados por los contribuyentes, que cuentan con fuerzas policiales, tribunales y cárceles. Para el ciudadano estadounidense, «el derecho humano internacional es una forma de abstraerse de las circunstancias», advirtió Rabkin.  

Joseph Rees, quien además de ser el primer embajador estadounidense en Timor Oriental fue representante de su país ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, analizó la historia detrás de la Declaración Universal de Derechos Humanos y las realidades prácticas de la diplomacia internacional. Enfatizó que el concepto de derechos humanos no es un invento novedoso, sino un aspecto de la tradición del derecho natural con una historia que se extiende por más de cien años.

El profesor Carozza brindó a los alumnos la visión de quien conoce desde dentro los organismos regionales de derechos humanos. Dijo que el fallo de la Corte Interamericana en el caso Murillo vs. Costa Rica fue «de manera considerable, la peor decisión en cuanto a la protección de la vida humana embrionaria que un tribunal internacional haya emitido jamás. Básicamente, decidieron que los embriones no son personas a los efectos de la Convención Americana de Derechos Humanos, no obstante el lenguaje del artículo cuatro de dicho tratado, que protege la vida desde el momento de la concepción». El fallo, pronunciado solo semanas atrás, fue en contra de la prohibición establecida en Costa Rica para la fecundación in vitro, que el país consideró necesaria para proteger la vida de la vida humana en fase embrionaria. Carozza también refutó la tesis, erróneamente sostenida por algunas personas de ambos lados del debate sobre el aborto, de que la Comisión Interamericana declaró que la prohibición del aborto en Nicaragua en 2006 era una violación del derecho humano internacional. Carozza formó parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos entre 2006 y 2010, y presidió el organismo durante un año.

El cronograma intensivo de reuniones, clases y lecturas encomendadas culminó con una serie de presentaciones a cargo de los becarios, que introdujeron los temas de los trabajos que se prestarán a escribir, los cuales están dirigidos a hacer uso de la beca para promover la defensa de la vida en áreas en las que el derecho internacional está siendo utilizado para minarla. «Espero que algunos de ustedes realmente comiencen a arder y deseen continuar con esta labor profesionalmente», dijo el presidente de C-FAM, Austin Ruse al dar la bienvenida a los becarios.

El eje del programa es la defensa de la vida en el contexto del derecho internacional, de acuerdo con Stefano Gennarini, Director del Center for Legal Studies (Centro de Estudios Jurídicos) de C-FAM. «Estamos trabajando para restaurar la integridad del proyecto de los derechos humanos, que ha sido debilitado por campañas de usurpación».