El aborto es tortura: lo que los principales medios omitieron

By Stefano Gennarini, J.D.

NUEVA YORK, 30 de mayo (C-FAM) Expertos de la ONU dieron marcha atrás la semana pasada tras ser objeto de críticas por acusar al Papa de tortura debido a las enseñanzas de la Iglesia sobre el aborto.

«Pareciera que nos están haciendo un interrogatorio cruzado» exclamó con humor el presidente del Comité, Claudio Grossman, profesor en derecho radicado en Estados Unidos al ver a una multitud de periodistas en una reunión informativa de prensa en Ginebra el viernes de la semana pasada. El comité normalmente no capta la atención de los medios.

Los expertos dijeron una y otra vez que no «priorizan países» en la sesión informativa dedicada exclusivamente al Vaticano. El comité consideró otros siete estados parte de la convención contra la tortura durante la misma sesión, entre ellos Tailandia, donde hubo un golpe militar la semana pasada y decenas de figuras de la oposición están siendo detenidas.

El Vaticano corrigió al comité después de que los expertos acusaron al Papa de tortura debido a la enseñanza de la Iglesia sobre el aborto en una reunión a comienzos de este mes.

«El aborto es tortura», dijo el Vaticano a los expertos y les acusó de extralimitarse en su mandato, de violar la libertad religiosa, e incluso de mala fe. Los principales medios no informaron esto. Los defensores de la libertad de expresión también condenaron al comité después de que dijo que la actividad política contra el aborto por parte de la Iglesia podría ser considerada tortura. Los medios también hicieron caso omiso de esto.

Grossman en particular, y Felice Gaer, estadounidense miembro del comité, fueron analizados minuciosamente debido a su abierta defensa del derecho al aborto. Ninguno de ellos se abstuvo de participar de la sesión. Los medios una vez más informaron de manera selectiva. Pero al menos las críticas parecieron surtir algún efecto.

Las observaciones escritas del comité publicadas el viernes no mencionan el aborto, al contrario de lo que se esperaba a raíz de la conducta del comité a comienzos de mes. En su lugar, el comité se centró en argumentar que el Vaticano es responsable de torturar a las víctimas de abusos sexuales por miembros del clero.

En ese sentido, los expertos han sido acusados de actuar de mala fe y usar el sistema de derechos humanos de la ONU para hacer un ajuste de cuentas político, otra cosa que salió de manera tremendamente errónea en los medios pese a que la acusación provino del portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, y fue reafirmada por las observaciones escritas del comité.

Los expertos hicieron caso omiso de las respuestas del Vaticano a los problemas planteados en la reunión a comienzos de este mes. Las observaciones escritas vuelven a repetir las mismas cuestiones, como si la Santa Sede no hubiera brindado ninguna respuesta. Esto presenta a la Santa Sede de manera negativa.

Por ejemplo, el comité menciona un caso en el que la Santa Sede negó el pedido de Australia de ciertos documentos como si esto hubiera sido hecho de mala fe, cuando se había dicho al comité que los documentos se entregarían siempre y cuando se utilizaran los debidos canales diplomáticos.

El comité acusa al Vaticano de negarse a extraditar a un diplomático suyo acusado de violación de menores cuando sabe que el Vaticano está llevando a cabo su propia investigación delictiva, y que cualquier extradición podría tener lugar únicamente una vez concluida la investigación.

Asimismo, el comité manifestó preocupación por el hecho de que los casos de abuso sexual por sacerdotes no fueron remitidos a las autoridades, aunque sabía muy bien que la política vaticana ordena a las diócesis que deriven esos casos a las autoridades civiles conforme lo exijan las leyes nacionales, y que el Vaticano no puede controlar lo que sucede en cada diócesis respecto del cumplimiento de esta política.

La Santa Sede responderá al comité contra la tortura con sus propias observaciones sobre las observaciones del comité en algún momento, en el transcurso de este año.