Evento de la ONU muestra cómo la agenda sexual pisotea los derechos del niño

By Rebecca Oas, Ph.D. | October 14, 2016

NUEVA YORK, 14 de octubre (C-Fam) Que todos los niños tienen un padre y una madre es un hecho biológico. Que tienen el derecho de conocer y ser criados por sus padres, en la medida de lo posible,  está consagrado en los tratados ratificados de la ONU sobre los derechos humanos.  Un evento de la ONU la semana pasada puso de relieve que esos derechos se ven socavados por los esfuerzos por redefinir la familia en la legislación y normalizar las técnicas de reproducción en la política.

“Durante muchos años, este sufrimiento ha sido silencioso”, dijo la vicepresidente de C-Fam Susan Yoshihara, quien moderó un panel de académicos y profesionales de los derechos del niño. El evento fue convocado por C-Fam, editor de Friday Fax, y co-patrocinado por la Misión de Belarús, el Grupo de 25 naciones de los Amigos de la Familia, y los 175 miembros de la organización de la Sociedad Civil para la Familia.

Mark Regnerus presentó su trabajo, el cual ilustra el impacto profundo de la estructura de la familia en la vida de los niños en la edad adulta, y el efecto protector significativo de ser criados por los propios padres, casados y biológicos.  El profesos de la Universidad de Texas discutió cómo en las últimas dos décadas lo que antes se consideraba evidente para los científicos sociales se ha convertido en un tabú, en el afán de legitimar la crianza por parte de parejas del mismo sexo

La evidencia que respalda los beneficios de la crianza de los hijos del mismo sexo proviene de un pequeño número de investigadores, quienes generalmente trabajan con muestras pequeñas y no-aleatorias, señaló Regnerus. “Sugerir que existe un verdadero consenso sobre esto es hacer una declaración política, no científica ni empírica”, remarcó.

La mejor evidencia apoya lo que los derechos humanos han sostenido durante años: que los niños se desarrollan mejor cuando son criados por sus padres naturales, en el contexto de una unidad familiar estable, dijo Regnerus.  La presión social para normalizar la autonomía sexual sin trabas entre adultos, y el creciente desacoplamiento de sexo y procreación, debido a prácticas como la subrogación y la donación de esperma, han hecho que los intereses por el bienestar de los niños sea una idea secundaria, concluyó.

Algunos de los niños afectados por estas nuevas prácticas están hablando en contra de las mismas.  Uno de los participantes, el profesor Robert López, criado por una pareja del mismo sexo, publicó  un libro con los testimonios de otras personas que, como él, han sido víctimas de la redefinición de la familia. Al igual que Regnerus, López ha sufrido ataques en su vida personal y profesional por hablar en contra del matrimonio homosexual, y perdió una posición titular de la Universidad de California.

Katy Doran habló sobre la devastación que ella y su hermano experimentaron cuando descubrieron, como adultos, que fueron concebidos por donación de esperma, lo que llevó a una búsqueda incansable para encontrar a su padre biológico. Descubrieron que tenían alrededor de 500 hermanos y hermanas que viven relativamente cerca y que podrían haberse casado y tener familiar entre ellos sin saberlo; un hecho que Doran afirma que debe ser visto como un problema de salud pública. Su hermano, Matt, lanzó un sitio web para ayudar a otros niños concebidos a través de donación de esperma para encontrar a sus padres y medios hermanos.

Katy Faust de CanaVox hizo hincapié en el hecho de que el reconocimiento de la importancia de la conexión biológica dentro de una familia no menosprecia la  adopción. “La adopción tiene por objeto reparar una herida”, dijo Faust, quien personalmente es madre adoptiva. “La paternidad no intencional… crea la herida.”

El panel de expertos estuvo de acuerdo en que cuando los derechos de los niños no prevalecen sobre la autonomía sexual y reproductiva, todos los derechos, incluyendo el derecho a la vida, se vuelven reemplazables y sacrificables. En cuanto a la reproducción por parte de terceros, Doran advirtió: “Cuando los seres humanos se convierten en productos con etiquetas de precio, el aborto se utiliza como un instrumento de control de calidad.”