Fallece el Nuncio Papal ante la ONU
WASHINGTON D.C., 15 de Noviembre (C-Fam) El cardenal Renato Martino falleció el 28 de octubre. Fue Nuncio Apostólico de la Santa Sede ante las Naciones Unidas desde 1986 hasta 2002 y un verdadero héroe del movimiento internacional pro vida.
El cardenal Martino se opuso a los esfuerzos por establecer un derecho mundial al aborto y redefinir la familia en las Naciones Unidas, como representante del papa S. Juan Pablo el Grande. Dirigió varias campañas exitosas para bloquear los derechos al aborto, la ideología de género y la redefinición de la familia. La forma en que se abordan estas cuestiones en las políticas de las Naciones Unidas hoy día sigue reflejando el trabajo de Martino y su equipo.
Martino ayudó a organizar un debate persistente de las Naciones Unidas sobre el aborto y la ideología de género en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo celebrada en 1994 en El Cairo y en la Conferencia Internacional sobre la Mujer celebrada en 1995 en Pekín.
Lo más memorable es que la izquierda sexual presionó agresivamente por una declaración del derecho global al aborto. Contra todo pronóstico y los negacionistas dentro de la Iglesia, Martino y su equipo fueron capaces de reunir una amplia coalición de delegaciones latinoamericanas, musulmanas y africanas para bloquear esto. Fueron ayudados por cientos de voluntarios civiles de todo el mundo que se unieron a la causa pro-vida y pro-familia tras la invitación del Papa Juan Pablo II.
Al final, la izquierda tuvo que conformarse con un lenguaje codificado sobre “salud sexual y reproductiva” en las políticas de la ONU en lugar de una declaración del aborto como un derecho internacional. En las mismas conferencias, Martino también pudo evitar una definición abierta del género y una redefinición de la familia en la política internacional. Esta paralización dura hasta el día de hoy.
La diplomacia vaticana fue tan eficaz bajo Martino que los países nórdicos se unieron a los católicos disidentes en un intento fallido de expulsar a la Santa Sede de las Naciones Unidas.
Aquellos de nosotros que lo vimos trabajar en los salones de la ONU personalmente, apreciamos su valor e inteligencia. Martino no tenía miedo de alborotar un poco las aguas.
Entonces, el jefe del Fondo de Población de la ONU, Nafis Sadik, una extremista abortista, a menudo se quejaba a Martino sobre las organizaciones pro-vida en las Naciones Unidas. Una vez se quejó de que yo estaba diciendo la cosa más horrible sobre ella. Martino dijo: “Apenas conozco al hombre”. Y eso era cierto hasta cierto punto. Ella respondió: “Pero, su eminencia, su grupo es católico”. Martino respondió, “También lo son Católicos por una Libre Opción, señora. O un cosa o la otra”. Sadik estaba feliz de tener al grupo herético Católicos por una Libre Opción vagando por los pasillos de la ONU, pero no a grupos fieles.
Martino tenía un equipo increíble. Su negociador principal sobre los asuntos de la vida y la familia, el laico John Klink, recortó una amplia franja de diplomacia persuasiva en la ONU. No tuvo miedo en las duras negociaciones, incluso contra la administración Clinton. Klink trabajó en las salas de negociación construyendo coaliciones sobre un lenguaje común. Pero él sabía que estaba respaldado por Martino y todo el camino hasta el Papa. Me dijo que sus instrucciones del Vaticano eran simplemente “ser fiel al Evangelio”.
Su mayor pesar de su tiempo en la ONU fueron, sin duda, las dos invasiones de Irak bajo las administraciones de la familia Bush, llamando a la segunda invasión un “crimen contra la paz.”
Martino tenía el respaldo de los más altos niveles del Vaticano. El papa San Juan Pablo II le daba a menudo tareas directas, sin pasar por la burocracia del Departamento de Estado del Vaticano. Al lado de Juan Pablo estaba el legendario portavoz del Vaticano Joaquín Navarro-Valls. También contó con el apoyo del Consejo Pontificio para la Familia, dirigido por el cardenal Alfonso López Trujillo, que fue un verdadero bulldog sobre las cuestiones de vida y familia en la ONU y en su país natal, la República Dominicana.
La por largo tiempo heroína pro vida Christine Vollmer, cuyo esposo Alberto sirvió como embajador venezolano ante la Santa Sede, dijo al Friday Fax: “El cardenal Martino fue un extraordinario servidor de la Iglesia y de todas las personas de mente recta. Su capacidad de acoger a todos aquellos que podían aportar sus talentos para frenar el virulento ataque contra la vida y la familia en la ONU en los años 90 fue extraordinaria. Los voluntarios de todas las naciones y religiones fueron igualmente apreciados por los viajes y sacrificios que hicieron para ayudar a la Santa Sede a ayudar a los delegados para comprender el verdadero significado del lenguaje utilizado en los documentos y cambiarlo. Gracias al cardenal Martino el mundo comenzó a entender las tendencias viciosas inherentes en las reuniones mundiales de la ONU. Considero a Martino un héroe de la diplomacia vaticana bajo Juan Pablo II”.
El Cardenal Martino recibió el premio más importante de C-Fam, la Medalla Maximiliano Kolbe Amigo de las Naciones.
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