La Comisión de la ONU pondrá a prueba la determinación de Trump sobre la ideología de género
NUEVA YORK, 28 de febrero (C-Fam) Las Naciones Unidas pronto conmemorarán el 30º aniversario de la histórica Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer de 1995. La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer será una ocasión clave para que Trump socave o desbarate de algún modo la agenda de género de la ONU.
Ya están en marcha las negociaciones para una declaración política que reafirme el compromiso de los países con la conferencia de 1995. Se espera que se adopte el primer día de la Comisión. La administración Trump, en el habitual estilo negociador de este presidente estadounidense, está poniendo todas las opciones sobre la mesa, incluida la de pedir a las delegaciones de la ONU que eliminen todas las menciones al «género» en el borrador de la declaración. Como era de esperar, los funcionarios de Trump ya están chocando con las hostiles delegaciones europeas.
Los europeos quieren que la declaración recuerde expresamente la ideología de género, incluya lenguaje relacionado con el aborto y omita cualquier referencia a la soberanía nacional.
La delegación de la UE ha pedido que se reconozca a «las mujeres en toda su diversidad» y la «interseccionalidad», términos técnicos que se refieren a los hombres que se identifican como mujeres. Los europeos también quieren que la declaración contenga referencias a la salud sexual y reproductiva y a los derechos reproductivos, un cajón de sastre para todos los asuntos relacionados con la autonomía sexual, incluido el derecho al aborto y los tratamientos y cirugías para transexuales.
La administración Biden se alineó con estas posiciones hace sólo unas semanas. Ahora, los políticos designados por Trump piden a los diplomáticos estadounidenses que se opongan a estas políticas.
Si Trump tiene éxito en bloquear la agenda de género en la ONU, hay dos escenarios posibles en la comisión. El primero es que la comisión de la ONU no llegue a ningún acuerdo. Esto debilitaría el masivo movimiento de género de la ONU y daría a Trump influencia para lanzar iniciativas bilaterales para las mujeres controladas por Estados Unidos que excluyan la ideología de género.
Un segundo escenario implica retocar el acuerdo final de la comisión para que defina el género como algo que sólo se refiere a los dos sexos, evite cualquier lenguaje controvertido sobre salud sexual y reproductiva e incluya garantías explícitas de respeto a la soberanía nacional. Esta opción está más orientada a la reforma de la ONU. Los europeos, que están profundamente comprometidos con la ideología de género, pueden preferir la primera opción y tratar de capear el temporal de la administración Trump sin cambiar la política de la ONU de manera significativa.Lo que es cierto en cualquiera de los dos escenarios es que, bajo la administración Trump, la agenda de género se enfrenta a un desafío existencial por primera vez desde 1995.
Si hay un único momento en la historia al que culpar de la propagación de la ideología de género por todo el mundo, es la conferencia de Pekín. El acuerdo de trescientas páginas de la conferencia de Pekín consagró por primera vez la ideología de género en la política de la ONU y engendró muchas de las controvertidas ideas que la administración Trump está tratando de erradicar del gobierno federal. De hecho, fue ese acuerdo el que Biden y Obama citaron en sus políticas ejecutivas de promoción de la ideología de género.
En los últimos treinta años, en el marco de la conferencia de Pekín surgió un lobby global de género. Encabezado por las agencias de la ONU y apoyado financieramente por poderosos gobiernos occidentales, este lobby global ha impulsado diligente y oportunistamente la ideología de género en todas partes. Los mecanismos burocráticos establecidos para aplicar la agenda de género de Pekín han crecido exponencialmente en poder e influencia. Ministerios de género, burocracias de género, becas de investigación de género, cátedras universitarias de género, ayuda exterior de género, presupuestos de género, integración de la perspectiva de género, análisis de género, etcétera, etcétera. El acuerdo se ha convertido en una vaca lechera sagrada para el movimiento feminista. Cualquiera que cuestione la ideología de género o el derecho al aborto es tachado a gritos de misógino. La administración Trump está ahora desafiando esto.
Si Trump consigue desbaratar la comisión el mes que viene, podría transmitir el mensaje de que cualquier país que promueva la ideología de género puede quedar excluido de recibir financiación y apoyo político de Estados Unidos.
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