La Corte Interamericana suscita críticas de médicos y abogados

By N/A

NUEVA YORK, 10 mayo (C-FAM) Abogados y médicos acusaron la semana pasada al máximo tribunal de derechos humanos de las Américas por inmiscuirse en la ciencia y no proteger la vida humana.

En diciembre pasado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos derogó una prohibición costarricense a la fecundación in vitro, conocida como FIV. Para expedirse de ese modo, el tribunal debió considerar el derecho y la ciencia en cuanto al momento en el que comienza la vida humana. Resolvió que la prohibición de la FIV violaba el derecho a la privacidad, a la autonomía personal y a la salud sexual y reproductiva.

Una declaración publicada en línea y elaborada por juristas, médicos y científicos dice que la opinión de la Corte no constituye un precedente válido para futuros casos que involucren la vida embrionaria y que no debería tenerse en cuenta por presentar errores legales y científicos.

La declaración critica el modo en el que el tribunal ignora el derecho a la vida. Pero los autores del documento consideran aún más preocupante el tratamiento de cuestiones médicas y científicas por parte de la Corte.

Según ella, el óvulo fecundado solo se convierte en persona al implantarse. Este fallo contradice la opinión científica ampliamente extendida de que se concibe un miembro único e irrepetible de la especie humana una vez que el óvulo es fecundado.

Los signatarios de la declaración señalan «imprecisiones científicas» en la opinión de la Corte que menosprecian la humanidad de los embriones antes de la implantación. Concretamente, el tribunal describe de manera equivocada la naturaleza y la cualidad de las células embrionarias y se vale de demasiados argumentos no científicos. También presupone erróneamente que las leyes que protegen la vida embrionaria se aprobaron cuando la concepción fuera del útero era inimaginable.

La declaración advierte que cualquier apoyo a la opinión de la Corte en el caso de Costa Rica podría dar lugar al tráfico ilegal de embriones humanos, así como al uso de embriones sin el consentimiento de los padres.

Este caso tiene especial relevancia porque la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos, aplicada por la Corte, brinda la única protección internacional a la vida humana desde el momento de la concepción. Varios tratados suponen que las leyes nacionales protegen a los niños no nacidos antes de nacer e incluso pueden llegar a requerirlo, pero ninguno ampara explícitamente la vida humana de modo tan exhaustivo como la convención americana.

Un experto en el sistema interamericano de derechos humanos describió el caso como «la peor decisión en cuanto a la protección de la vida humana embrionaria que un tribunal internacional haya emitido jamás».

Los países que se encuentran bajo la jurisdicción de la corte interamericana, aparte de Costa Rica, aún no han protestado contra el fallo. Cualquier respuesta oficial con seguridad atraerá críticas de agrupaciones proabortistas. Tanto los defensores moderados del aborto como los partidarios de esta práctica a petición niegan el derecho a la vida de los embriones y no se oponen a los fármacos capaces de destruir la vida en fase embrionaria.

Al mismo tiempo, hay una conciencia renovada del peligro del activismo judicial en los círculos jurídicos y académicos de latinoamericanos. Este fallo representa la clase de acción que los defensores de la restricción judicial denuncian como amenaza a la democracia y al estado de derecho.

Reacciones como la declaración deberían contribuir a ganar impulso para un repudio unánime de acciones análogas de la Corte en el futuro. La Declaración de Guanajuato está disponible para firmas.