La religión en las Naciones Unidas

By Austin Ruse

NUEVA YORK, 3 de abril (C-Fam) Dos cosas probablemente golpean a quien entra en la Sala de Meditación de la ONU por primera vez: un silencio acogedor y una desagradable extrañeza.

La extrañeza golpearía a cualquier creyente ortodoxo en primer lugar y más fuertemente. Una marcada sensación new age llena la diminuta sala que tiene forma rara, con luces indirectas que iluminan un enorme altar en el centro. Un gran cuadro abstracto y pasado de moda ocupa una pared.

No hay sillas, solo bancos.

El primer Secretario General de la ONU, Dag Hammarskjöld, sueco que murió en un misterioso accidente aéreo en África, inspiró la sala. En la Colección de Historia Oral de la ONU, la periodista Pauline Frederick afirma: «Él dijo que “esta casa” (con lo cual se refería a la ONU frecuentemente) esta casa debe tener una sala dedicada al silencio».

El altar es en gran medida el centro de la sala: seis toneladas y media de mineral de hierro puro con la parte superior pulida. Fue obsequio del Rey de Suecia y de una compañía minera sueca.

Hammarskjöld describió el altar como «un encuentro de la luz, del cielo, y de la tierra… es el altar del Dios de todos… queremos que este sólido altar dé la impresión de algo más que temporal…»

Un folleto que se reparte a los visitantes cita a Hammarskjöld. «Pero la roca en el centro de la sala tiene más que decirnos. Podemos verla como un altar, vacío no porque no haya Dios, no porque sea un altar para un dios desconocido, sino porque está dedicado al Dios a quien el hombre adora bajo muchos nombres y de muchas formas.

«Hay un antiguo refrán que dice que el sentido de un vaso no está en el recipiente sino en el vacío. Así es con esta sala. Es para aquellos que vienen a llenar el vacío con lo que encuentran en su centro de quietud».

No sorprende del todo que la sala sea poco usada por los funcionarios de la ONU. Los turistas entran, giran y se van confundidos, y quizás incluso enfadados porque parece tan extraña.

Rumores disparatados circulan acerca de la Sala de Meditación de la ONU. Al menos un sitio de complicidad dice que el Papa Pablo VI participó de cierta ceremonia masónica en ella tras su charla en la Asamblea General y antes de su Misa en el Yankee Stadium.

El Papa Benedicto rezó afuera de ella en 2008 por las víctimas del bombardeo de Bagdad conmemorado por una bandera colocada sobre la pared externa de la Sala de Meditación.

Las Naciones Unidas son un lugar de mucho fervor religioso y antirreligioso. El multimillonario Ted Turner una vez ofreció un discurso en la ONU en el que denunciaba al cristianismo de su niñez. La gente se puso de pie para aplaudir estruendosamente.

Los cristianos fieles no se sienten completamente bienvenidos dentro de la ONU. Los delegados europeos y los funcionarios de la Organización con frecuencia denuncian la influencia de la fe en las reuniones de la ONU.

Algunos católicos han caminado por los pasillos rociando agua bendita; otros han distribuido de forma secreta Medallas Milagrosas por todo el edificio. Una agrupación ecuménica invitó a un sacerdote a presidir sus oraciones de exorcismo antes de una importante conferencia de la ONU. 

Y un sacerdote neoyorquino muy ortodoxo, invitado frecuente de EWTN y autor de numerosos libros, una vez dijo a este escritor que ingresó secretamente a la Sala de Meditación de la ONU años atrás y bendijo el altar de piedra.

Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano