La sesión plenaria de la Asamblea General de la ONU finaliza tal como inició
NUEVA YORK, 4 de enero (C-FAM) La 67ª sesión plenaria de la Asamblea General de la ONU finalizó en diciembre del mismo modo que hace más de medio siglo, cuando abordó por primera vez la cuestión palestina: en polémica (esta vez, en torno a una resolución que reconoce el Estado de Palestina). Esta única cuestión eclipsa otros avances notables.
No obstante, otros hechos memorables tuvieron lugar en cuanto a la vida de los niños por nacer y a la protección de la familia natural.
Tras el importante revés de que en junio se rechazó el término «derechos reproductivos» debido a su estrecha asociación con el aborto a petición en la Conferencia de la ONU sobre desarrollo sostenible realizada en Río de Janeiro, agrupaciones proabortistas y naciones confabuladas con ellas lograron introducir la misma expresión en la resolución anual sobre el fin de la violencia contra la mujer y en otra que aborda la fístula obstétrica que afecta a mujeres de países en desarrollo. Esto puede computarse como una victoria para las agrupaciones abortistas, pero es algo muy distinto de establecer el aborto como derecho humano, como ellas quisieran.
El término solo se incluyó en referencia a la Conferencia internacional sobre la población y el desarrollo de 1994, famosa por haber rechazado el aborto como derecho humano, dejando en manos de las naciones el legislar según consideren adecuado. Por ello, las naciones que reconocen el derecho a la vida de los no nacidos, como Perú y Chile, reiteraron su ya conocida reserva a los polémicos términos «derechos reproductivos» y «salud sexual y reproductiva» cuando se aprobaron las nuevas resoluciones en noviembre.
Aunque algunos estados miembros de la ONU estaban dispuestos a hablar a favor de los niños por nacer en estas negociaciones, se negaron a realizar observaciones sobre la declaración del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que dice que el aborto es conveniente para las mujeres como medio para reducir la mortalidad materna y que debería formar parte de un enfoque de la salud de la mujer basado en los derechos humanos. C-FAM, editor de Friday Fax, y otras organizaciones solicitaron a los delegados que efectuaran alguna rectificación en el informe anual del organismo con sede en Ginebra.
C-FAM repartió un memorándum en el que recordó a los representantes que no existe un vínculo empíricamente verificado entre la reducción de la mortalidad materna y el aborto legal, y que los medios para lograrla son bien conocidos en el ámbito médico, ninguno de los cuales incluye el aborto.
Pero los delegados no estudiaron en detalle el trabajo del Consejo de Derechos Humanos, salvo para criticar de manera general alguno de sus puntos. Muchos representantes manifestaron su inquietud acerca de la politización del trabajo del Consejo, que en última instancia menoscaba el objetivo institucional de promover los derechos humanos mediante el diálogo y el consenso.
En otro momento insigne, la Unión Europea intentó redefinir la familia en una resolución sobre la conmemoración del Año de la Familia de la ONU en 2014 al sostener que «existen varias formas de familia», expresión que busca equiparar las uniones y los matrimonios entre personas del mismo sexo con la familia natural. Esta terminología, jamás antes empleada en documentos de la ONU, fue rechazada con firmeza por el G77, principal bloque de votación dentro del sistema de la ONU, que patrocinó la resolución.
Pese a que la sesión plenaria de la Asamblea General ha concluido, seguirá trabajando en 2013 sobre proyectos y resoluciones, como la reforma de órganos creados en virtud de tratados, proceso que fue iniciado a comienzos del año pasado, y que aún resta por hacer propuestas concretas de reforma.
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