Los gais fracasan de nuevo en la ONU. Hacen retroceder terminología proabortista

By Stefano Gennarini, J.D. | November 28, 2015

NUEVA YORK, 28 de noviembre (C-Fam) Un párrafo sobre educación sexual en una resolución sobre los derechos del niño paralizó el debate en la Asamblea General el martes y obligó a que se sometiera a votación la resolución, la cual tradicionalmente se aprueba de forma consensuada.

No se pudo convencer a los europeos y latinoamericanos que la patrocinaban. Insistieron durante las semanas previas a la votación que la resolución sobre la infancia debía contener una norma específica para la «educación integral sobre sexualidad humana basada en la evidencia» y ninguna alternativa los satisfizo.

Las delegaciones imploraron en vano a los patrocinantes de la resolución que mostraran «sensibilidad» y que reconocieran la falta de consenso pues trataban de evitar totalmente la votación.

La terminología que los patrocinantes preferían ha sido polémica en la Asamblea General por más de una década, pero se ha vuelto aún más controvertida desde que la Organización Mundial de la Salud publicó directrices polémicas para Europa en 2010 con un modelo agresivo de educación sexual integral que expone a los niños a la masturbación, la homosexualidad, la identidad de género y otros temas controvertidos desde la escuela primaria, e incluso antes.

La resolución no solo usaba el término en cuestión. Iba más allá, aparentemente justificando su inclusión «para modificar los patrones de conducta sociales y culturales de hombres y mujeres de todas las edades».

El proceso de votación maratónico que se extendió durante cuatro horas e incluyó múltiples correcciones y discusiones sobre asuntos procedimentales, reveló las profundas diferencias que separan a los países conservadores desde el punto de vista social de los patrocinantes de la resolución.

El Grupo Africano dijo que cambiar el párrafo que contenía el lenguaje polémico era una cuestión de «principio» y los países de África que en un comienzo dieron su patrocinio a la resolución lo retiraron.

Egipto manifestó que la educación sexual integral no solo violaba sus leyes, sino también la Carta de la ONU y la Convención sobre los Derechos del Niño al poner en peligro la «pureza» de los menores y su «equilibrio psicológico y psíquico». Sudán hizo eco de estos comentarios y dijo que el asunto era «infundado».

Nigeria se opuso a un «programa que se nos impone en toda ocasión» con la intención de «debilitar los cimientos de nuestras sociedades y en última instancia de la estructura familiar». Habló de la función primordial de la familia en la educación de los niños y de la necesidad de «preservar su inocencia».

Incluso India, que normalmente no se involucra en debates sociales espinosos a nivel internacional, se sintió obligada a hablar en contra de los patrocinadores de la resolución.

«La ONU no debería ser el foro para propaganda sobre la cual no hay consenso», sostuvo el delegado de la India, y añadió que la resolución se fue «por la borda» debido a las aspiraciones hegemónicas implícitas en el lenguaje sobre la modificación de las comunidades y culturas mediante la educación sexual.

Otras delegaciones, entre ellas, Rusia, se quejaron de la falta de debate sobre muchos aspectos de la educación y el incesante foco en el reducido asunto de la educación sexual.

Fue estrecha la votación de una corrección tendiente a reemplazar el término ofensivo por otro más neutro desde el punto de vista doctrinal, referente a la «educación sexual adecuada a la edad». Hubo 67 votos a favor de la corrección, 84 en contra y 41 abstenciones o países que no votaron.

La resolución fue aprobada cómodamente en su conjunto por 128 votos, pero 44 países se abstuvieron y más de 20 no votaron en absoluto. Incluso aquellos que lo hicieron a favor se quejaron de que los patrocinantes deberían haber aceptado las enmiendas propuestas.

El debate sobre educación sexual en la ONU tiene lugar cuando los países desarrollados, donde los niños tienen acceso a información sobre sexo y a quienes se les enseña ampliamente educación sexual en las escuelas, están padeciendo un drástico incremento en las enfermedades de transmisión sexual en poblaciones adolescentes y en edad universitaria. Solo en los Estados Unidos el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades calcula que se dan 10 millones de infecciones de transmisión sexual nuevas cada año entre personas de 15 a 24 años de edad.

Cada vez es más difícil calcular la trayectoria que están teniendo los debates sociales en la ONU. Sin duda, la votación sobre la resolución referente a los derechos del niño indica que el debate llegó para quedarse.

Los conservadores en lo social deberían alegrarse de que la terminología polémica que condujo a esta votación se dejó fuera de una resolución sobre la «niña» la semana pasada. Los países que promueven los derechos LGBT tampoco pudieron incluir una referencia a la «orientación sexual e identidad de género» en ninguna resolución nueva.

De igual modo, se excluyeron los «derechos reproductivos» en una resolución sobre políticas para la juventud esta semana pese a la insistencia de poderosos países donantes. Esto resulta particularmente significativo a la luz de los nuevos objetivos de desarrollo de la ONU y los intentos de utilizarlos para debilitar la autoridad de los padres en las decisiones de los menores sobre sexualidad.

Al mismo tiempo, la única resolución anual sobre la familia ha sido archivada porque hay países que quieren redefinirla para otorgar reconocimiento internacional  a las parejas de personas del mismo sexo. Esos mismos países son los que impiden completamente que se considere el papel de la familia en cualquier resolución porque no quieren hacerlo a menos que los países acepten redefinirla.

Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano