Qué han hecho este año los órganos de supervisión de los Tratados de la ONU
WASHINGTON, D.C., 30 de diciembre (C-Fam) Después de un año de tener sus reuniones limitadas por la pandemia, los órganos de supervisión de tratados de derechos humanos de la ONU reanudaron su trabajo revisando los registros de derechos humanos de los países en 2022. Estos órganos de la ONU fueron bastante agresivos en la promoción aborto, homosexualidad y transexualidad.
El comité asociado con el tratado sobre los derechos de la mujer, llamado Comité CEDAW, ha sido el más agresivo en la promoción del aborto. En 2022, realizó 24 revisiones de países, de las cuales casi el ochenta por ciento pidió a los países que amplíen las bases legales para el aborto, lo despenalicen o amplíen el acceso. Cabe señalar que desde hace más de 25 años, la Asamblea General ha rechazado la convocatoria por un derecho global al aborto.
En más del noventa y tres por ciento de sus revisiones de países, el Comité de Derechos Humanos, que supervisa el tratado sobre derechos civiles y políticos, ejerció presión sobre temas de orientación sexual e identidad de género. El Comité CEDAW también lo hizo en más del ochenta y tres por ciento de sus revisiones. La Asamblea General nunca ha acordado que la orientación sexual y la identidad de género sean nuevas categorías de no discriminación.
Otros órganos de supervisión de tratados también presionaron a los países sobre estos temas, a pesar de que ninguno de los nueve tratados fundamentales de derechos humanos de la ONU menciona el aborto o la homosexualidad, y mucho menos los declara derechos humanos internacionales. Entre ellos se encontraban los comités adscritos a los tratados de la ONU sobre los derechos de los niños, las personas con discapacidad y los derechos económicos, sociales y culturales.
Todos estos órganos creados en virtud de tratados se han excedido, hasta cierto punto, en sus mandatos con respecto a estas cuestiones en el pasado. Hasta hace poco, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, cuyo tratado asociado ha estado en vigor desde 1969, se ha mantenido en gran medida en silencio sobre estos asuntos. Este año, en su revisión de los Estados Unidos, el comité criticó la decisión de la Corte Suprema de Dobbs que anuló el derecho nacional al aborto e instó a los EE. UU. a ampliar el acceso al aborto como una cuestión de igualdad racial.
Los grupos de activistas del aborto han puesto su mirada en el próximo comentario general del comité sobre la intersección de la discriminación racial y la salud para garantizar que el comité incorpore el aborto como un derecho en su trabajo en el futuro. Organizaciones como el Centro de Derechos Reproductivos e Ipas, que tienen vínculos largamente asentados con miembros de este y otros órganos de tratados, han logrado durante mucho tiempo que expertos independientes en derechos humanos de la ONU promuevan su agenda. El trabajo del Centro Europeo para la Ley y la Justicia ha revelado los estrechos vínculos entre los expertos de la ONU y el lobby mundial del aborto.
Si bien los pronunciamientos de estos comités no son vinculantes para los países miembros de la ONU y carecen de la autoridad para crear nuevos derechos humanos, sigue siendo importante que estas nociones continúen siendo cuestionadas, tanto por la Asamblea General de la ONU como por los países que han ratificado los tratados que estos comités monitorean.
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