Regresó: el tratado sobre discapacidad merodea otra vez
WASHINGTON D.C., 17 de mayo (C-FAM) El gobierno de Obama pronto intentará nuevamente conseguir la ratificación del tratado de la ONU sobre las personas con discapacidad, desestimando inquietudes sobre la soberanía nacional, los derechos de los padres y los niños por nacer.
Inmediatamente después de la importante derrota del acuerdo en diciembre, el entonces senador John Kerry prometió que lo reintroduciría. Por cinco votos, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad no obtuvo los dos tercios necesarios para la confirmación de un tratado.
Los miembros republicanos de la Cámara Alta esperan acciones en torno a este para el mes de junio. Pero el Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Robert Menendez (demócrata por Nueva Jersey), quien está a cargo de la agenda, todavía no ha programado audiencia alguna.
El actual Secretario de Estado, Kerry, e importantes senadores demócratas expresaron recientemente su solidaridad en la búsqueda de la ratificación del tratado en cuestión para el verano.
En una audiencia del Comité de Relaciones Exteriores, Menendez incluyó este acuerdo internacional como una prioridad en materia de política exterior necesaria para conseguir a escala mundial los mismos derechos que los que se brindan en el país a los ciudadanos mediante la Ley para Estadounidenses con Discapacidades.
Kerry dijo al comité que el tratado solo impone exigencias a otros países, y que no tiene incidencia en los Estados Unidos. Los especialistas en Derecho Constitucional disienten de Kerry en cuanto a que desestima las inquietudes relativas a la soberanía y citan fallos de cortes estadounidenses que ordenan modificaciones en las legislaciones estatales debido a tratados de la ONU.
El senador Tom Harkin (demócrata por Iowa y presidente del poderoso Comité de Apropiaciones) dijo a Kerry en una audiencia de presupuesto que se cuenta con los votos para aprobar el tratado sobre discapacidad. Solicitó a Kerry que se estableciera un cuerpo administrativo en el Departamento de Estado para brindar asesoramiento técnico a los países que son parte de la convención cuando se logre la ratificación. Kerry le aseguró que eso era un hecho consumado.
Kerry se comprometió a contribuir en la obtención de apoyo de un número mayor de senadores republicanos. Tuvo un gesto similar el verano pasado, cuando los parlamentarios plantearon el problema del aborto respecto de la inclusión de la frase «salud sexual y reproductiva» en el acuerdo. Los supervisores de la ONU a menudo interpretan ese término con el objeto de presionar a unos noventa países para que modifiquen sus leyes de aborto.
Kerry dijo que el tratado era demasiado importante como para permitir que fracasara por el aborto. Pero tanto él como los demás miembros demócratas del Comité de Relaciones Exteriores votaron en contra de una enmienda que estipulaba que la «salud sexual y reproductiva» no podía definirse de modo que incluyera el derecho al aborto, la cual fue propuesta por Marco Rubio, senador republicano por Florida.
La frase resultó tan problemática durante la redacción del tratado en la ONU, en 2006, que veintitrés estados miembros manifestaron objeciones. Para lograr el consenso, los dirigentes propusieron una nota al pie que aclaraba que la frase no podía ser interpretada de modo que incluyera el aborto. Dicha nota, no obstante, ya no acompaña al tratado. A fin de cuentas, la expresión se mantuvo (por primera y única vez en un acuerdo internacional). Por tal motivo, la Santa Sede, campeona de los derechos de los marginados, entre ellos, los discapacitados, manifestó su decepción al no poder ser signataria.
Muchas agrupaciones de discapacitados y veteranos apoyan la ratificación pese a que el acuerdo no brinda nuevos beneficios. En una sesión informativa realizada recientemente en el Capitol Hill, un miembro de una destacada agrupación de veteranos preguntó por qué estas asociaciones apoyaban un instrumento tan defectuoso. Se le dijo que muchas dieron su apoyo con buenas intenciones, pero sin conocimiento del derecho internacional.
Con Kerry al mando del Departamento de Estado y la infraestructura actual, los observadores se preguntan por qué los líderes estadounidenses no promueven los derechos para los discapacitados en el exterior mediante vías diplomáticas, sin comprometer la soberanía nacional. Tal fue el curso de la predecesora de Kerry y del gobierno de Obama al impulsar los derechos LGBT.
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