Comisión de la ONU termina en acritud y acusaciones de acoso y matonismo

By Stefano Gennarini, J.D. | March 23, 2019

NUEVA YORK, 23 de marzo (C-Fam) La más controvertida negociación de la ONU de este año terminó la tarde del viernes en una amarga disputa entre Arabia Saudita, Bahréin y la presidencia irlandesa de la comisión a propósito del procedimiento usado para aceptar un acuerdo sobre protecciones sociales para las mujeres.

“Urgimos, y exigimos recibir, una explicación adecuada de parte de la presidencia”, dijo el delegado de Bahréin, Mohamed Al-Faris, agregando que “usted simplemente hizo sonar su martillo y aceptó el documento”.

La embajadora Koki Muli Grignon de Kenia presentó para aceptación del acuerdo las conclusiones acordadas, a pesar de que Arabia Saudita y Bahréin de hecho no habían consentido al documento. La embajadora irlandesa, Geraldine Byrne Nason, pidió la aceptación del acuerdo por encima de las objeciones presentadas por aquellos. Después de una breve pausa, hizo sonar el martillo y declaró aceptado el acuerdo.

Como es habitual en la Comisión de la Condición de la Mujer, los asuntos subyacentes eran desacuerdos sobre los asuntos del aborto, la homosexualidad y otros tópicos controvertidos. El presidente de estos procedimientos a menudo recurre a lo que muchas delegaciones consideran tácticas solapadas para forzar un acuerdo.

Como resultado, las delegaciones saudita y bahreiní se retiraron indignadas de la reunión luego del desbarajuste procedimental. Al-Faris contó a Friday Fax que ambas delegaciones planean hacer un seguimiento y presentar quejas formales a la Comisión de la Condición de la Mujer y al Consejo Económico y Social.

La maniobra procedimental por parte de la presidencia irlandesa de la comisión pilló desprevenidas a todas las delegaciones, incluyendo a Arabia Saudita y Bahréin. Otras delegaciones expresaron su confusión y sorpresa por el hecho de que Nason pidiera la aceptación, una vez que las objeciones de Bahréin y Arabia Saudita fueron dadas a conocer. La misma naturaleza de las conclusiones acordadas es que se busca que sean consensuadas.

“¿Qué ocurrió durante el proceso de hoy?”, preguntó el delegado de las Comoras.

La respuesta del secretariado y de la embajadora irlandesa fue que no había habido ninguna objeción a la aceptación. Procedimentalmente, puede que la presidencia haya prevalecido, pero se vio preocupada e incómoda durante todo el resto de la reunión.

La disputa sobre la aceptación de las conclusiones acordadas también dio inicio a un debate acerca del uso de amenazas y presión para forzar a los delegados a aceptar acuerdos de la ONU.

Koki Muli, que estaba a cargo de las negociaciones, dijo emotivamente que ella había sido intimidada y acosada y que temió por su vida durante las negociaciones.

“No fui confrontada por nadie. Pero me sentí pasada a llevar por algunas personas”, dijo ella.

Un delegado contó a Friday Fax que ella, en negociaciones cerradas, aludió a que fueron grupos provida que se oponían a la “salud sexual y reproductiva” y a la “educación comprehensiva en sexualidad” quienes la estuvieron acosando.

Muchas delegaciones expresaron su empatía por Koki Muli, incluyendo delegaciones que asumen posiciones provida, pero también se quejaron de cómo gobiernos donantes amenazan y intimidan a delegados en Nueva York cuando no aceptan términos relativos al aborto, asuntos LGBT e intentos de redefinir la familia en los acuerdos de la ONU.

“Muchos delegados, durante esta y pasadas negociaciones, fueron víctimas de acoso e intimidación. Fueron amenazados y hubo llamados a sus capitales. ¡Esta práctica es una desgracia!”, exclamó poderosamente monseñor Tomasz Grysa de la Santa Sede.

“Las personas no deberían sufrir porque estén haciendo su trabajo”, añadió.

El delegado de Bahréin dijo que él había sido “intimidado y acosado por altos funcionarios de la ONU” y amenazado ante su capital y la familia real. Pidió una “disculpa formal”.

Las delegaciones saudita y bahreiní se quejaron del uso de lenguaje sobre salud sexual y reproductiva en el acuerdo como un vehículo para promover el aborto, de la ausencia de mención alguna de la familia “como la unidad grupal natural y fundamental de la sociedad” en línea con la ley internacional, y del fracaso en incluir lenguaje alguno sobre la importancia de la soberanía. Y se quejaron de que Koki Muli no respetó sus peticiones y esperó hasta el mismo término de las negociaciones para discutir asuntos controvertidos.

No fueron los únicos que expresaron una falta de consenso acerca del lenguaje relativo al aborto, de la inadecuada atención puesta a la familia, y de las deficiencias en las negociaciones y en el proceso de aceptación.

La Santa Sede, los Estados Unidos, Guatemala, las Comoras, Bahréin, Bielorrusia, Camerún, Yibuti, Libia, Indonesia, Irán, Irak, Gambia, Malasia, Mauritania, Nicaragua, Paquistán, la Federación Rusa, Sudán, Zambia y Zimbabue expresaron las mismas preocupaciones.