Dignataria holandesa proaborto no recibió condecoración papal.

By Austin Ruse | January 19, 2018

Orden de condecoraciones de S. Gregorio.

NUEVA YORK, 19 de enero (C-Fam). Cuando el gobierno de los Países Bajos intercambió condecoraciones y presentes con dignatarios del Vaticano el pasado mes de junio, éstos no daban su aprobación a la postura del gobierno holandés respecto a las enseñanzas de la Iglesia Católica en los temas provida y profamilia. Los representantes del Vaticano no lo hicieron porque ellos conocen bien la postura holandesa. Ellos saben que el gobierno de los Países Bajos no aprueba las enseñanzas de la Iglesia en los temas importantes que conciernen a la moral y a lo social.

Sin embargo ha aparecido un video sacado a la luz en primer lugar por el Instituto Lepanto (con sede en los EE.UU.), en el que muestran al ministro de desarrollo holandés alardeando de que el Vaticano le había dado una alta distinción por su defensa proaborto, lo cual es falso.

Lilianne Ploumen era una de los diez delegados del gobierno de los Países Bajos que se reunieron con representantes del Vaticano. Como establece el protocolo, en tales reuniones entre gobiernos, se intercambian distinciones honoríficas. Entre los presentes del Vaticano se incluían medallas asociadas a la prestigiosa Orden de S. Gregorio, una de las más altas condecoraciones del Vaticano.

El asunto hubiera pasado desapercibido si no hubiese sido porque Ploumen decidió usarlo como un medio para afianzar su causa proaborto.

El gobierno neerlandés es uno de los más vociferantes abogados en contra de las enseñanzas de la Iglesia Católica en materias sociales, no sólo a favor del aborto,  sino también sobre los derechos extremistas de los homosexuales. Es también uno de los países que más promueven esas ideas en las negociaciones en la ONU, y uno de los mayores donantes financieros para exportar ese tipo de doctrinas a otros países.

A comienzos del año pasado, cuando el Presidente Donald J. Trump restableció y amplió la llamada “Doctrina Ciudad de México”, la cual prohíbe que la ayuda americana al exterior vaya a grupos que promueven o ejecutan abortos en otros países, Ploumen inició una campaña global para reemplazar ese dinero, y hasta ahora ha conseguido 390 millones de dólares para matar bebés en los países en desarrollo.

Católicos provida reaccionaron inmediatamente cuando el Instituto Lepanto hizo público la existencia de un video en el que aparece Ploumen con la medalla de la Orden de S. Gregorio, riéndose y jactándose de que el Vaticano aprueba su labor. Un experto provida que trabaja en ambientes internacionales dijo al “Friday Fax” que “o bien el Vaticano no se percató o no quiso percatarse, lo cual es peor. Después de esto no hay forma de que la Iglesia sea bien vista. Qué vergüenza”.

Normalmente la citada condecoración se da a alguien que ha prestado un gran servicio a la Iglesia. Un ejemplo típico es John Klink, que durante mucho tiempo fue un negociador de la Santa Sede en la ONU. Durante quince años negoció documentos en la ONU a favor de la Santa Sede, manteniéndose firme en contra de considerar al aborto como un medio de salud reproductiva. El Arzobispo Renato Martino, entonces Nuncio del Papa ante la ONU, lo propuso para la citada condecoración.

Enseguida surgió la especulación de que algún obispo neerlandés habría propuesto a Ploumen para tal honor. Un alto cargo vaticano dijo a “Friday Fax” que telefoneó inmediatamente al cardenal  Jacobus Eijk, Arzobispo Primado de Utrecht, el cual le aseguró que a él también le había tomado por sorpresa este asunto.

Un portavoz vaticano explicó que la condecoración no era más que un intercambio protocolario con una delegación oficial de un país extranjero, y que no debería verse bajo ningún concepto como un apoyo a los puntos de vista de ese gobierno o de Ploumen.

En meses recientes el Vaticano ha recibido a numerosos conferencistas que públicamente están en contra de las enseñanzas de la Iglesia en múltiples temas, como por ejemplo el Gobernador de California Jerry Brown y otros representantes de la ONU, que sin embargo están de acuerdo con el Papa Francisco en la teoría del calentamiento global.

Hay que tener en cuenta que Ploumen, que se considera católica, no es una Dama de la Orden de S. Gregorio por el hecho de haber recibido la medalla de dicha Orden. Para serlo, tendría que haber pasado por una ceremonia de investidura por un obispo. Lo cual no ocurrió. Hay críticos que lo ven como un patinazo de los funcionarios del protocolo vaticano, y sugieren que a partir de ahora el Vaticano deberá ser más cuidadoso en la concesión de condecoraciones en las relaciones con gobiernos extranjeros.