Hay mucho más que la Política de Ciudad de México para la Internacional Pro-Vida

By Austin Ruse | January 11, 2019

NUEVA YORK, 11 de Enero (C-Fam) A comienzos de este mes, la Cámara de Representantes, controlada por los Demócratas, aprobó una ley de gastos que incluía la reanudación de la financiación de grupos abortistas en el extranjero.

Los grupos Pro-Vida y los medios de comunicación Cristianos se abalanzaron  contra este atroz ataque al sentido común de la legislación que hasta cierto punto frena algola promoción del aborto usando el dinero del contribuyente en suelo extranjero. La política de Protección a la Vida en la política de Asistencia a la Salud Global, ejecutada en 2017, es una versión extendida de lo que se conocía como la Política de Ciudad de México.

Los grupos Pro-Vida y los medios de comunicación Cristianos merecen ser elogiados por su inmediata y enérgica respuesta. Sin embargo, nosotros en C-Fam estamos preocupados. La Política de Ciudad de México y la retirada de financiación para el Fondo de la Población de la ONU (UNFPA) son acciones bastante fáciles de hacer para los presidentes Republicanos. Pero son solamente los primeros pasos. No son el principio y el final del interés americano pro-vida en los asuntos internacionales.

Considere esto. No importa lo que piense que ha ocurrido con la Política de Ciudad de México, los EEUU no handejado de financiar la promoción del aborto en el extranjero. Ni remotamente. Los EEUU aún financian las Naciones Unidas, el Fondo Infantil de la ONU y la Organización Mundial de la Salud. Estos están entre los mayores motores del aborto en todo el mundo. Y nosotros damos a estas organizaciones cientos y cientos de millones de dólares de los contribuyentes año tras año. ¿Hemos cortado los fondos para los grupos abortistas en el extranjero? Ni remotamente.

Y eso no es todo.

Prácticamente cada día suceden en la ONU negociaciones en las que se introduce lenguaje para propagar el aborto alrededor del mundo, lenguaje empleado para presionar a los gobiernos para legalizar el aborto y para forzar a los gobiernos para que paguen los abortos. Se debate un lenguaje que crearía un derecho humano a abortar.

Lo vi ocurrir durante los años de Bush. El Presidente George W. Bush estableció de nuevo la Política de Ciudad de México y retiró los fondos del FPNU y ahí es donde el efecto de su administración cesó en gran parte. Es emblemático de las oportunidades perdidas de esa administración el hecho de que durante su mandato la “salud reproductiva,” una frase creada para propagar el aborto, llegó a ser un tratado de ley estricta por primera vez. La administración Bush pudo haberlo detenido, pero no lo hicieron. Sin embargo fue suficiente para muchos pro-vida que él restableciera la Política de Ciudad de México.

Debe señalarse que la administración Trump es ya más fuerte en los asuntos de vida en la ONU que bajo cualquier presidente Republicano previo. Pero no ha sido fácil. Hay una política en marcha para que los negociadores de los EEUU deban luchar para eliminar el término “salud reproductiva” de cualquier documento bajo discusión. Pero un cuadro de izquierdistas sociales en la administración han luchado ruidosamente contra esto. Y necesitamos el compromiso constante de grupos pro-vida domésticos para defender esta política.

Bajo esta administración tenemos una oportunidad extraordinaria para hacer retroceder al gigante del aborto en la ONU y, por tanto, en todo el mundo. Esto sólo ocurrirá si los EEUU juegan de forma inteligente. Los EEUU deben enviar firmes telegramas de embajada a las capitales extranjeras. Los EEUU deben enviar negociadores enérgicos y expertos a la ONU, negociadores que valientemente sostengan la posición pro-vida de la administración. Los EEUU no deben socavar su posición pro-vida promoviendo una agenda causante de divisiones en la ONU, tales como la agenda homo/transexual, puesto que esto resultará ofensivo para docenas de delegaciones que rehusarán trabajar con los EEUU en los asuntos de vida.

Tan importante como es todo esto, los grupos pro-vida domésticos y los medios de comunicación Cristianos deben comprometerse. La Política de Ciudad de  México no es ni siquiera suficiente.