Opinión: ¿Quién peleará por la familia en la ONU?

By Stefano Gennarini, J.D. | February 9, 2018

NUEVA YORK, 9 de febrero (C-Fam) Incluso en el año del septuagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Comisión de Desarrollo Social no se refirió a la familia como “el elemento natural y fundamental de la sociedad [que] tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado” en su sesión anual esta semana.

Tras la Declaración Universal, la frase ha sido repetida en cada tratado sobre derechos humanos de la ONU desde 1948. La presión del lobby LGBT y de sus partidarios en el cuartel general de la ONU ha llevado a la Comisión a limitarse únicamente a referencias a “familias”, en plural, en su resolución principal, y esto sin la frase distintiva de la Declaración Universal.

Tampoco es un incidente aislado. Los acuerdos de la ONU, de manera creciente, claman por políticas “orientadas a la familia” sin ninguna claridad acerca de qué constituye una familia. Ni siquiera se refieren a “la familia” como a algo distinto de otros “hogares”, como sí ha hecho la Asamblea General en la Agenda 2030.

La burocracia de la ONU ya ha explotado esta ambigüedad para promover toda clase de políticas familiares LGBT, incluido el matrimonio homosexual.

Justo esta semana, Daniela Bas, una alta funcionaria del Secretariado de la ONU, intentó sabotear un evento en el cuartel general de la ONU, organizado por Polonia y Hungría para promover políticas de familia. Los dos países socialmente conservadores tomaron una posición moderada y no promovieron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, a sabiendas de que aliena a los europeos progresistas y a los burócratas de la ONU.

Bas no replicó su cortesía.

“Las familias no son solo ‘la familia’ como tradicionalmente la hemos considerado”, dijo Bas, tras llegar atrasada al evento. “Cuando pensamos en la familia debemos también ampliar nuestra definición de familia”, agregó, diciendo que familia solo significa “comunidad”.

Bas dijo esto pese a que reconoció habérsele dicho que la diversidad familiar no era “el foco de la reunión”. Tras su declaración, se retiró, sin aceptar preguntas.

El Secretariado de la ONU ha estado explotando esta progresiva retirada durante décadas.

En los noventa, los acuerdos de la ONU empezaron a referirse a la “diversidad” familiar, alejándose de la familia natural, compuesta por un hombre y una mujer y su progenie biológica, a la cual la ley internacional entrega protecciones singulares, de las que ningún otro grupo social es titular en derecho.

Los promotores de la diversidad dicen que, mientras la ley y las políticas internacionales reserven un lugar especial a la familia natural, estas discriminan contra todas las demás estructuras familiares y contra las relaciones homosexuales. Tal ha sido la posición de las naciones europeas, de algunos países latinoamericanos y de los Estados Unidos bajo las administraciones tanto de Obama como –para sorpresa de muchos de sus partidarios socialmente conservadores– de Trump.

Los defensores de la familia natural señalan que las protecciones singularmente reservadas a la familia en la ley internacional pueden ser extendidas a estructuras familiares análogas o derivadas de la familia natural, como las familias adoptivas, los hogares monoparentales o las familias multigeneracionales, pero no a las relaciones homosexuales, porque solo la familia natural es titular de tales protecciones, y no simplemente cualquier modo de vida comunitaria.

El lenguaje acerca de la diversidad ha sido bloqueado por naciones socialmente conservadoras en los acuerdos de la ONU. Y el lenguaje de la Declaración Universal de los Derechos Humanos ha sido bloqueado por naciones socialmente progresistas.

El resultado de la Comisión de este año, que incluye, por primera vez en su historia, una referencia a la salud sexual y reproductiva en su resolución principal, puede atribuirse a las posiciones de tendencia izquierdista del presidente responsable del texto final, pero la retirada progresiva en el tema de la familia en las políticas de la ONU se ha estado fraguando durante décadas.

Mientras las naciones socialmente conservadoras sean aplacadas por el compromiso y la ambigüedad, la retirada continuará y la burocracia de la ONU la explotará. En el septuagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el momento de alzarse en pro de la familia es ahora.